Acerca de este monográfico...
Esta es la tercera entrada del monográfico «GUÍA DEFINITIVA DE POLYBIUS», dividido en cuatro partes, en donde se aborda la historia completa de una de las mayores leyendas urbanas del mundo del videojuego e Internet.
Puedes seguir leyendo este artículo, pero para disfrutarlo del todo te aconsejo que le eches un ojo antes a los capítulos anteriores:
Donde abordo cómo comenzó el rumor de la existencia del videojuego y qué sorpresas encontraron quienes se acercaron a investigarlo.
En donde se describen situaciones asombrosas acaecidas en los salones de arcade de los ochenta en donde Polybius apareció.
Acerca de este monográfico...
Esta es la tercera entrada del monográfico «GUÍA DEFINITIVA DE POLYBIUS», dividido en cuatro partes, en donde se aborda la historia completa de una de las mayores leyendas urbanas del mundo del videojuego e Internet.
Donde abordo cómo comenzó el rumor de la existencia del videojuego y qué sorpresas encontraron quienes se acercaron a investigarlo.
En donde se describen situaciones asombrosas acaecidas en los salones de arcade de los ochenta en donde Polybius apareció.
La leyenda revive. Aparece un nuevo mensaje
El 24 de septiembre de 2006 se emitía por primera vez el episodio 381 de Los Simpsons, titulado en España con el tosco nombre Homer, no des ni clavo. La acción comienza con la familia al completo llegando en coche al antiguo centro comercial de Springfield para constatar, nada más llegar, su estado de completo abandono.
Andando por sus desolados pasillos, los personajes pasan frente a un establecimiento que vende calendarios de 1987 o por una tienda de cachorros llena de perros ya adultos apiñados en jaulas… La escena al completo funciona como un auténtico retrato de la decadencia del capitalismo de centro comercial, tan en boga durante la década de los ochenta y principios de los noventa y en plena crisis ya entrado el siglo XXI. Bart, como no podía ser de otra forma, acaba entrando en un unos viejos salones recreativos y de fondo, de un modo que parece casi aleatorio y sin protagonizar la escena, se encuentra una máquina de Polybius… El nuevo gran salto del mito hacia el imaginario popular.
El cameo del videojuego en una de las series más célebres de la cultura global por aquellas fechas no es casualidad. Para el año 2006 la cuestión de Polybius, lanzada por una fuente anónima en los foros de viejas máquinas de arcade de CoinOp.org, ha ido ganando popularidad y es un tema candente. Nuevas revelaciones se producen constantemente en la sección de comentarios ligada a la reseña y, al tiempo que los lectores de GamePro que han leído el artículo en donde se hace referencia a Polybius se suman al debate, la especulación comienza a dispararse sin control por muchos rincones de la red.
Se dicen muchas cosas en este hilo de discusión. Hay quién ha hablado ya de aquellas historias acaecidas en Beaverton en 1981, con todas las lagunas y equívocos típicos de la tradición oral, gente que ha visto alguna máquina hasta en Australia y unos cuantos mentirosos que afirman estar en posesión de un prototipo del videojuego original… Pero una nueva entrada fechada en marzo de 2006 se convertirá, sin duda, en uno de los mayores giros que esta historia podría dar.
La asombrosa intervención de Steven Roach
El 20 de marzo de 2006 aparece una nueva respuesta en la reseña que hay de Polybius en los foros de CoinOp.org. La firma un usuario que se hace llamar Steven Roach y es más larga de lo habitual, tanto que me tomaré la licencia de recopilar para este artículo solamente algunos fragmentos, además de separarlo en varios párrafos para mejorar su legibilidad.
¿Recuerdan aquella pista lanzada en el capítulo anterior sobre la supuesta empresa fabricante del videojuego? De acuerdo al mito popular, su nombre original era Sinneslöschen y se le presuponía un origen alemán… Quédense con este detalle en mente mientras leen lo que viene a continuación.
Así es como comenzaba Steven Roach su relato:
“Creo que es tiempo de dejarlo estar, por muy entretenida que sea la especulación. Mi nombre es Steven Roach, que vive (sic) principalmente en República Checa.
Sinneschlossen (sic) fue una compañía fundada en 1978 por mí junto a otros programadores, principalmente aficionados, que trabajábamos en componentes para placas de circuito impreso y que veíamos la programación como una actividad secundaria limitada pero muy rentable…”.
Estas palabras marcarían el arranque de una estrambótica nueva historia acerca del origen del videojuego de Polybius, según la cual habría sido fabricado por Roach y su equipo a instancias de una misteriosa compañía sudamericana “cuyo nombre debía permanecer en el anonimato por motivos legales”.
Al parecer, el juego había nacido con la idea inicial de implementar un innovador sistema de jugabilidad con elementos de puzle y gráficos de nueva generación que, se suponía, revolucionaría el mercado. De acuerdo al relato de Roach, habría sido creado en dos barracones durante lo que fueron días y noches de mucho estrés, pero el resultado logrado había sido tan satisfactorio que les habría dejado fascinados. La compañía secreta había quedado muy satisfecha con el trabajo y todo parecía ir estupendamente. Hasta que un día recibieron una llamada.
Así lo contaba Steven en 2006:
“Entonces, recibimos una llamada telefónica comunicándonos que existía cierta preocupación dentro de la compañía debido a que, si bien los gráficos básicos que aparecían de forma general en tantos otros juegos de la época eran adecuados para que el jugador promedio pasara horas seguidas sin ningún detrimento físico o mental, el intenso y fascinante sistema de juego de este nuevo paso era una cantidad desconocida (sic), por lo que el juego había sido retirado por varios meses debido a opiniones divididas dentro de la junta directiva. Para nuestra consternación tras habernos dejarnos la espalda por terminarlo a tiempo…
(…) Luego nos dijeron que el juego recibiría un lanzamiento limitado temporal, lo que nos animó significativamente; pero poco después recibimos una noticia terrible: un niño de trece años del distrito de Lloyd de Portland, Oregón, había sufrido un ataque epiléptico mientras jugaba, solo seis días después de que las máquinas fueran instaladas, literalmente.
Uno de los empleados de alto nivel al que conocía muy bien se puso en contacto conmigo para decirme que había provocado grandes olas de pánico en toda la empresa, que opinaban que habían «creado un monstruo» como tal”.
De acuerdo a la historia de Roach, dicha ola de pánico posterior habría sido la causa de que se hubiese ordenado una rápida retirada de las siete máquinas de Polybius que, según él, se habían distribuido. Y es que, al parecer, tras aquel incidente en Portland se había corrido la voz y los jóvenes jugadores se retaban entre sí a jugar aquel extraño juego “de pesadilla” que provocaba ataques y desmayos, por lo que, para impedir nuevos incidentes, algunos empleados de la empresa anónima se habían llevado las máquinas a plena luz del día, desatando todo tipo de rumores.
La compañía Sinneslöschen (mal escrita en sucesivas ocaciones por Roach) fue finalmente disuelta por sus propios integrantes para evitar males mayores y Polybius comenzó a convertirse en una palabra odiada por sus propios creadores. Según Steven, el nombre del videojuego había sido acuñado por un tal Marek Vachousek, programador del equipo, al cual se le había ocurrido el nombre inspirándose en sus estudios de Mitología Griega en la Universidad de Masaryk (República Checa) y considerar que este tenía una sonoridad “fuerte y misteriosa”.
Merece también la pena citar el final del mensaje de Steven, pues contextualiza muy bien el espíritu de los tiempos de aquellos años pioneros para los videojuegos y para tantas otras cosas:
“Sigo creyendo que creamos algo que debería haber cambiado la cara de los videojuegos y nos habría diferenciado del resto de la industria, pero los juegos de arcade a menudo se comparaban con las drogas en ese momento debido a su adictividad y creamos algo que los burócratas de mente estrecha percibían como la heroína del mundo de los videojuegos y que su único crimen fue estar muy adelantado a su tiempo”.
Y de esta forma, asumiendo la incredulidad general e instando a los curiosos a que le escribieran sin miedo para plantear más preguntas a su correo electrónico de Yahoo!, se despedía Steven Roach aquel marzo de 2006 habiendo prendido de nuevo las brasas de una leyenda urbana en pleno crecimiento…
Nuevos detalles para una historia inventada
Ya fuera por su sabia inventiva como por añadir nuevos elementos con cierta lógica a una ya de por sí intricada leyenda, lo cierto es que el comentario lanzado por Steven Roach aquel año pasaría a convertirse desde aquel momento en una de las pistas más seguidas por los numerosos aficionados que dedicaban su tiempo a investigar sobre Polybius.
Tanto fue así, que en 2007 Steven Roach llegó a ser contactado por un portal inglés de videojuegos llamado BitParade para la realización de una entrevista en profundidad que arrojase algo de luz a la toda la especulación que se estaba produciendo en aquel momento en las redes.
Poco más añadía Steven en esta entrevista más allá de algunos nuevos detalles, como su supuesto origen galés o un nuevo nombre propio para la colección de personajes implicados en la leyenda: el de un tal Ulrich Koller, quien habría sido el inventor del nombre ya tan repetido de Sinneslöschen.
Como curiosidad, cabría destacar que en esta entrevista Steven proporciona por primera vez una breve descripción de cómo habría sido el funcionamiento del juego, cuyo argumento transcurría (en un alarde de originalidad) en una base lunar que estaba siendo atacada por alienígenas.
Hasta la fecha, no se ha localizado ningún otro testimonio directo de Steven Roach en Internet más allá de estos dos eventos, por lo que acaba aquí su participación activa en la historia. Pero ¿por qué tanto bombo para algo tan anecdótico?
Sin demasiadas nuevas pistas, lo cierto es que el nombre de Steven Roach podría haber pasado de soslayo por la construcción del mito, pues cualquiera que por aquel entonces hubiese seguido con interés lo que se decía del misterioso arcade Polybius —y para 2006 podría decirse que era bastante gente— hubiera sido perfectamente capaz de construir alguna historia más o menos sólida que hubiese hecho creer a los más dispuestos…
No es por su comentario por lo que Steven Roach es tan nombrado cuando se habla de Polybius, ni por su repetitiva entrevista al año siguiente, sino por su oscura vinculación con otros elementos comunes a la leyenda. Y es que, de ser ciertas algunas suposiciones, tras la identidad del mismo Steven Roach que alentaba el mito en 2006 podía ocultarse, en aquel mismo momento de atención mediática, un auténtico criminal en búsqueda y captura
El inquietante pasado de Steven Roach
La clave principal la daba una vez más la historiadora de videojuegos Cat DesPira (a quien he mencionado ya en el capítulo anterior), quien, en su famoso artículo esclareciendo el asunto de Polybius, relacionaba la identidad de Steven Roach con la de un expolicía norteamericano que había sido arrestado en repetidas ocasiones por torturas y abusos a menores en varios centros reformatorios en los que habría ejercido diversas prácticas de maltrato, sometimiento y control mental a menores.
De acuerdo a las informaciones proporcionadas por DesPira y localizadas en diversos medios, Steven Roach y su mujer Glenda, ambos antiguos policías, formaban parte de una organización de reformatorios denominada World Wide Association Of Specialty Programs and Schools (WWASPS) (“Asociación Mundial de Programas Especiales y Escuelas” en español), radicada en Utah y que promovía en sus centros repartidos por todo el mundo severos programas de reeducación para jóvenes problemáticos en los que, a tenor de las numerosas denuncias judiciales presentadas en los últimos años, se traspasaban constantemente los límites de lo ético con sus jóvenes alumnos. Inmovilizaciones, torturas, vejaciones de todo tipo y castigos inhumanos parecían ser el día a día en esta clase de centros a los que muchos menores fueron trasladados a la fuerza previo cheque de unos padres que buscaban deshacerse de su “adolescente problemático”.
El matrimonio Roach había estado gestionando uno de estos reformatorios en Mexico —un centro correccional femenino en Cancún denominado Sunrise Beach— antes de organizar la huida del país tras haber sido detenidos por las autoridades en 1996 acusados de rapto a menores y torturas.
Al parecer, dos de las chicas internadas habían logrado fugarse de las instalaciones y se habían presentado en una comisaría cercana informando de las torturas y abusos a los que estaban siendo sometidas. Tras comprobar las insalubres condiciones del centro, las autoridades mexicanas clausuraron el lugar y se pusieron en busca y captura de los responsables.
Los Roach fueron interceptados en el aeropuerto con unas 41 niñas y algunos empleados más, en plena maniobra de escape, aunque sorprendentemente consiguieron librarse para establecerse de nuevo en República Checa. El mismo lugar desde donde, casualidades de la vida, escribía quien se hacía llamar Steven Roach en los foros de CoinOp.org…
Por surreal que parezca todo esto, el matrimonio abrió allí un nuevo centro, la Academia Morava, en donde continuó empleando sus espantosos métodos de disciplina con nuevos jóvenes enviados por la WWASPS. Estas nuevas instalaciones estuvieron operativas durante un tiempo hasta que en 1998, y tras varios avisos, las autoridades checas acabaron cerrando el centro, deteniendo nuevamente a Steven y Glenda Roach y liberando, por suerte, a unos 57 jóvenes internos.
La WWASPS fue disuelta con el paso de los años, al tiempo que iban creciendo en número las denuncias por torturas, abusos sexuales y tráfico de menores por parte de sus víctimas y medios de comunicación.
¿Y qué sucedió finalmente con el matrimonio Roach? Pues bien, en septiembre de 2011 una orden judicial del Condado de Salt Lake los declaró responsables de todos los actos, pero poco más se sabe… En una de las webs dedicadas a supervivientes de la WWASPS hay quien señala que al parecer la pareja habría conseguido instalarse en las Bahamas, en donde se encontrarían residiendo con distintas identidades y, quién sabe, si escribiendo en los foros de Polybius…
Uniendo los puntos. Nuevos frentes y nuevos misterios…
Sea como fuere, lo cierto es que esta curiosa coincidencia en el nombre, junto a otras casualidades como la preminencia de la República Checa en el relato o la inquietante relación existente entre ambas historias con respecto a aspectos tan oscuros como el de las tácticas de control mental, hicieron que fuera indudable para muchos la noción de que el mismo Steven Roach de los foros de CoinOp.org se trataba precisamente de este mismo expolicía acusado de horrendas torturas que se encontraba en paradero desconocido. Por lo que, para bien o para mal, este giro siniestro de la historia en 2006 pasaría a convertirse en otra capa más para el insondable misterio de la leyenda de Polybius.
Pero todo esto que les he contado no es más que un pequeño rodeo que, aunque merece la pena comentar, poco aclara sobre la veracidad de la leyenda. Porque, pese a todo lo que ya hemos ido comentando, aún queda más por aclarar.
En nuestra búsqueda de Polybius hemos ido abordando testimonios, verdaderos o falsos, de distintos individuos y revisado los viejos periódicos en búsqueda de anécdotas y coincidencias. Todo junto ha ido dando cierto sentido al relato de una leyenda que, después de todo, no parece ser tan inventada. Pero… ¿y qué hay de los objetos? ¿Qué pasa con lo tangible?
En esta historia de Polybius hay quién se ha dedicado a buscar la máquina, el arcade de leyenda como tal, rastreando en archivos, repositorios de coleccionistas, almacenes, inventarios, catálogos, ofertas de Ebay e incluso vertederos…
En el próximo y último capítulo de este monográfico abordaremos esta cuestión. Hablaremos de viejas máquinas halladas entre la basura, trataremos por encima la relación existente entre los videojuegos y el ejército, analizaremos misteriosas máquinas de arcade fabricadas en el bloque del Este alemán y llegaremos a cuestiones tan fascinantes como la de las ciberreligiones. ¡Ahí es nada!